Cada 24 de marzo convoca a reflexionar, aquellas intensas experiencias revolucionarias vividas por nuestros sectores medios en los años setenta, y en el modo en que esa etapa deviene, en paradigma de todo pensamiento, en patrón ineludible de cualquier interpretación histórica, en la forma que fija conductas y reflejos, y en cómo se reproduce en una nueva generación más joven, clonada en aquellos modelos y dispuesta a reconocer que solo le resta rendir culto al pasado y vivir su propia historia.
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